Polígonos de Actividad Económica
Los Polígonos de Actividad Económica han sido uno de los grandes olvidados de las políticas de desarrollo durante muchos años a pesar de incidir en múltiples ámbitos del desarrollo: el estar relativamente asilados de los núcleos poblacionales, ser espacios ocupados por empresas privadas y con actividades, a menudo, vistas como «molestas» han sido factores que no han facilitado su fomento.
Sin embargo, la situación económica actual ha hecho que muchas administraciones se estén replanteando el marco de actuación en aras de potenciar estos espacios que, más allá de ser fuentes de creación de ocupación, pueden ser entornos de competitividad territorial con un impacto positivo sobre las arcas públicas.
Su desarrollo poco planificado a lo largo de muchos años ha dado lugar a la aparición de espacios poco acondicionados, sin una ordenación acorde con el desarrollo urbanístico de las ciudades a las que pertenecen y que ha respondido más a la necesidad de dar espacio a las empresas que lo han necesitado, que a una estrategia definida de fijación de actividad económica.
Sin embargo, la crisis económica reciente, más allá de poner de manifiesto el enorme impacto sobre el mercado de trabajo que las empresas ubicadas en estos polígonos tienen, ha servido para que muchas administraciones empiecen a prestar atención a las necesidades de estos entornos productivos.
Con la idea de fondo de que sin empresas no es posible la creación de empleo son muchos los municipios que están empezando a definir políticas y programas para la mejora de las condiciones de estos espacios. En el fondo, pueden verse las intervenciones en estos espacios como inversiones en la mejora de la competitividad de una ciudad o territorio y no un coste como se había percibido hasta ahora.
Ahora bien, parece razonable que las políticas que se definan para mejorar la competitividad de estos espacios deben necesariamente incorporar continente y contenido. Hay que pensar en mejorar los servicios y las infraestructuras, pero también hay que pensar en ámbitos como la competitividad empresarial, la cualificación de las personas, en medidas de movilidad sostenible, de eficiencia energética, de transferencia tecnológica, etc.
Seguramente a la hora de pensar en intervenciones en estos espacios debamos hacerlo no solamente desde una perspectiva urbanística sino más integral.
Albert Sala