La puesta en marcha del Plan de Modernización de los Polígonos de Actividad Empresarial para la provincia de Barcelona dotado con 30M EUR es, sin duda, una buena noticia. Me parece un reconocimiento a la necesidad de intervenir en la modernización de unos espacios que no han progresado a la misma velocidad que la realidad económica pero, sobre todo, a la importancia de estos espacios para la vida municipal en sus distintas dimensiones.
Como es notorio, estos polígonos presentan, por su génesis, una serie de limitaciones que en estos momentos se podrán abordar: desde la inexistencia o estado de algunas infraestructuras (que ya eran básicas hace 10 años), pasando por la necesidad de pensar en modelos de movilidad sostenible, su integración con los espacios residenciales o, por ejemplo, la ya imperante necesidad de encontrar modelos de sostenibilidad que permitan hacer inversiones y mantenimiento de forma regular y no cada muchos años, en el mejor de los casos.
Este Plan de Modernización es el primer intento decidido (al menos por su dotación económica) de abordar la realidad de estos espacios que se lleva a cabo en los últimos años. Es cierto que ha habido iniciativas que permitían la intervención en los polígonos de actividad, por ejemplo a través de los Fondos Europeos de Desarrollo Regional pero, desde la perspectiva local, es un buen marco para plantear intervenciones que, por otro lado, son absolutamente necesarias.
Sin embargo, creo que además de la utilidad práctica (de resolver situaciones cotidianas que se producen en estos espacios) debe ayudar a hacer más competitivas a las empresas y su entorno. En este sentido, me parece que la puesta en marcha del Plan es una buena oportunidad para llevar a cabo una reflexión en paralelo sobre qué tipo de polígonos queremos para nuestras ciudades y por tanto qué función y qué servicios deben tener; no sea que los árboles nos impidan ver el bosque.
Albert Sala
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