EL PAPEL DE LOS GRUPOS DE INTERÉS EN LA ERA DE LAS TIC

Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC), se han convertido en una herramienta esencial en los procesos comunicativos que se dan durante el día a día en las actuales sociedades de consumo. Redes sociales, como por ejemplo Twitter y Facebook, han pasado a formar parte del diccionario cotidiano de muchas personas al presentar un diseño de web 2.0, donde las personas usuarias tienen la capacidad de generar todo tipo de información que puede ser compartida a través de Internet. De este modo, las personas se convierten en productores y consumidores, a la vez, de la información producida a través de las redes sociales. Este hecho, no sólo se produce entre las personas a título individual, sino que también se da en el contexto y marco de la comunicación política y social, entre los que se encuentran los grupos de interés.

El análisis de las TIC, y especialmente las redes sociales, han despertado un gran interés desde el punto de vista del impacto que pueden tener en los procesos de movilización social y acción colectiva, que todo fueron al alza a partir de las movilizaciones globales simbólicamente representadas en la Batalla de Seattle 1999, pasando por el surgimiento de movimientos populares en todo el mundo reclamando mayor democracia e igualdad social, como por ejemplo el Movimiento 15M en España o el Occupy Wall Street en Estados Unidos durante el 2011.

La capacidad que le conceden las redes sociales a las personas con el fin de intercambiar mensajes políticos entre ellas en base a un encuadre personalizado de los problemas (personal framing), está generando que vivamos capítulos de movilizaciones sociales que no estén encabezadas ni lideradas por las organizaciones de intereses clásicas, como pueden ser los sindicatos, las organizaciones patronales o las entidades del tercer sector, sino que surjan y se lleven a la práctica episodios de acción colectiva por parte de personas que han tenido la capacidad de autoorganizarse a través de los espacios generados por parte de las TIC. Ejemplos como los mencionados con anterioridad, hicieron surgir opiniones y análisis de qué papel deberían asumir los grupos de interés en las actuales sociedades dominadas por las TIC.

Muchos de estos análisis han asumido que las organizaciones de intereses pueden dejar de jugar un rol importante en cuanto a las movilizaciones sociales clásicas, como pueden ser las manifestaciones en la calle, dado que Internet ha permitido la aparición de nuevas fórmulas de acción colectiva ligadas al uso de la red, Como por ejemplo firmar una petición on-line a través de plataformas tan conocidas como change.org, que no necesitan de ninguna organización que encabece ni lidere el proceso de recogida de firmas, sino que la persona lo realiza a partir de una lectura personal e interna del problema, de donde surge la motivación suficiente para sumarse a la iniciativa colectiva.

Otras voces, sin embargo, son contrarias a este tipo de opiniones, mostrando una visión más escéptica respecto a estas nuevas opciones de movilización en red, dado que el impacto real y mediático es inferior a las tradicionales, como puede ser llenar las calles con miles de personas o ocupar las plazas de las principales ciudades. En este caso, el papel de los grupos de interés debería alzarse como la plataforma por la que las personas son capaces de organizarse, aprovechando la capacidad aglutinadora que tienen las organizaciones, aunque propiciando el margen suficiente de actuación individual que las personas deberían asumir a través de las redes sociales, sin un control tan exhaustivo y acérrimo por parte del grupo.

Si algo tienen que darse cuenta los grupos de interés del rol y papel que juegan las TIC en las actuales sociedades, es que son herramientas que sitúan las personas como actores relevantes capaces de autoorganizarse por sí mismas en base a unos intereses comunes que comparten y se nutren a través de las redes sociales. Sin embargo, las organizaciones de intereses no tienen la intención de desaparecer, sobre todo por la gran trayectoria histórica que muchas de ellas tienen y por el grado de institucionalización que han asumido en muchos terrenos de la vida política y social. Sin embargo, su rol puede verse modificado. De asumir el papel de ser los creadores de espacios y discursos de muchas personas en la búsqueda y lucha por los bienes colectivos, a ser la plataforma que sea capaz de sumar y aglutinar las individualidades expresadas y movilizadas a través de la red. Renovarse o morir, esa es la cuestión.

 

Rubén Moliné

Escribe un comentario