SMART CITIES: ¿ESTÁN NUESTROS AYUNTAMIENTOS PREPARADOS?

Como la lluvia fina, poco a poco y sin darnos cuenta, nos vemos inmersos en una gran revolución “Smart” que nos anuncia una extraordinaria mejora en la eficacia y eficiencia de los servicios que, con más voluntad que recursos, nos vienen ofreciendo nuestros ayuntamientos.

Lo “Smart”, aunque sea un concepto de difícil translación al castellano (¿inteligente?, ¿es que acaso hasta ahora no lo han sido?), es algo más que una moda. En pocos años, el “mundo feliz” que nos anunció, hace casi un siglo, Aldous Huxley, parece que, al menos en lo tocante a la gestión de nuestras ciudades, podría estar cerca de cumplirse.

La creciente importancia de nuestras ciudades, en las que ya vivimos más del 70 % de la población europea; la gran transformación que se viene produciendo en nuestra forma de relacionarnos gracias al avance de las NTIC; la firme apuesta de nuestra sociedad por la reducción del consumo energético; la imperiosa necesidad de reducir los gastos corrientes de la Administración Local y la búsqueda de una nueva forma de gobernanza más participativa y transparente, constituyen un excelente caldo de cultivo para que la gestión de nuestras ciudades se haya convertido en un objetivo tanto para las empresas tecnológicas como para las políticas comunitarias.

El Marco Financiero de la UE 2014-2020 es una buena prueba de ello. La nueva política de desarrollo regional (recientemente rebautizada como “desarrollo regional y urbano”), está claramente alineada en esta dirección. Programas como las Estrategias DUSI, Economía Baja en Carbono o Ciudad Inteligente van a generar, en nuestro país, una inversión directa superior a los 3.000 millones de euros, cantidad más que suficiente para entender la importancia de lo “Smart”.

Sin embargo, cabe preguntarse si nuestras ciudades están efectivamente preparadas para lo que se viene encima. A lo largo de estos años, nuestros ayuntamientos, como toda la Administración en general, han estado más preocupados de su sostenibilidad financiera, que de emprender nuevos proyectos; de controlar más que de crear; y de racionalizar más que de invertir.

Nos enfrentamos a una nueva sociedad cada vez más exigente, tanto en relación a la calidad de los servicios que espera, como en relación a la forma en que se gestionan sus intereses, por lo que los ayuntamientos no deberían esperar a que las respuestas a estas demandas vengan de la empresa o de las ayudas europeas.

Cada vez se hace más evidente la necesidad de que los ayuntamientos cuenten, entre sus cuadros directivos, con profesionales de lo “Smart” (¿Smart City Manager? ó como guste traducirse), que más allá de la gestión medioambiental, de la informática (Sistemas) o de la participación ciudadana, sea capaz de “repensar” la oferta de servicios municipales y tratar de adecuarla a los nuevos requerimientos de sostenibilidad, eficiencia, participación, transparencia y gobernanza.

Desde DALEPH cada vez somos más conscientes de esta necesidad y, por ello, colaboramos con el Instituto Cajasol de Sevilla en el diseño e impartición del primer “Master en Planificación, Desarrollo y Gestión de Smart Cities” que se celebra en Andalucía, en la confianza de que una formación de postgrado como la ofrecida, contribuirá a mejorar el nivel de nuestros servicios municipales y, con ello, nuestra calidad de vida como ciudadanos.

Miguel Ballesteros Marra-López

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